domingo, 12 de julio de 2009

ORTIGUILLAS EN EL MAR DE OLIVOS



Javier Ruibal - Atunes en el Paraíso. Gaditano de pro.




Tras una larga temporada sin publicar, debido a motivos estrictamente laborales, intentaremos no prolongar tanto nuestras entradas.
Inauguramos este período veraniego, narrando una experiencia vivida hace unos días, en uno de los restaurantes preferidos de nuestra ciudad “La Estación”. Nuestro amigo Che, nos ofreció una de las sorpresas más agradables que en lo culinario hemos recibido en los últimos meses.
Ésta no fue otra, que encontrar Ortiguillas de la costa gaditana a tantos kilómetros de este magnífico litoral. Según nos contaba se las traen frescas, metidas en bolsas con agua de mar, y que le suelen durar un par de días desde que se las sirven (los jueves)
Para el que no sepa que son las ortiguillas, se tratan de unas anémonas (parecido a las algas) que viven adheridas a las rocas submarinas, en ciertos lugares le llaman “sesos de mar” aunque no estamos del todo de acuerdo con esa comparación.


La forma más usual de preparación son rebozadas en una especie de témpura y fritas. Las que nos sirvió “el Che”, aparte de saciar nuestro “mono” costero, estaban cocinadas a la perfección, en su punto justo, crujientes por fuera y con su textura gelatinosa por dentro. Sentimos curiosidad por conocer otras formas de elaborarlas y nos informó que él las había probado en revuelto, si bien por su textura dudaba si podría ser del agrado de los clientes. Aún así, nos gustaría probarlas.
En cuanto al sabor podemos definirlo como un intenso sabor a mar.
El otro día hablando con nuestro amigo – vecino Miguel de este tema, nos comentaba que eso del sabor a mar es un término un tanto complejo, y ponía un símil bastante gracioso: “Cuando estás en la playa y das una “tragantá” de agua, eso sí que es sabor a mar”. Le sugerimos y desde aquí lo invitamos a probarlas para comprobar que el sabor de las ortiguillas y la sensación de la “tragantá”, no tienen nada que ver.
A esta cena tan agradable, le acompañó un pulpo sobre crema de patatas, con tallarines de sepia y patatas violeta. Espectacular la ternura del pulpo, sorprendente el tallarín de sepia y las llamativas patatas violetas.
Una vez más elogiamos las virtudes de este pequeño – gran restaurante de Úbeda que no deja de sorprendernos puesto que cada vez que lo visitamos encontramos nuevas motivaciones para volver. Si a esto le añadimos que en verano ofrece una agradable terraza, esta época se hace más llevadera para los que nos quedamos por aquí.